miércoles, 6 de mayo de 2015

Guarida. Laura

GUARIDA

Corrían mis seis años
y con él comenzó la huida,
de los miedos que me acechaban,
de los cambios que venían.
Pero el bullicio era tal
que mi voz no se oía
entonces me refugié
entre silencios y fantasías.
Al amparo de la soledad
construí mi guarida,
iluminada con cuentos,
perfumada con yo querría.
En sus rincones escondí
las lágrimas frías,
las quejas que no decía,
los momentos de rebeldía.
Con el paso de los años
se convirtió en mi finca
y entre sus paredes
la tímida ilusión vivía,
acompañada por Campoamor
al que Rubén Darío leía.
Entonces cada vez
que la realidad hería
volvía presurosa
a mi imaginación querida.
Pero fueron tantas
las horas compartidas
en charlas sin palabras
en inventos sin días
que mi morada se hizo chica.
Entonces ese mundo
se hizo aluvión de tinta
que se escapa por mi pulso
y me libera día a día.
Corren mis cuarenta y cinco
y encontré nueva guarida
ahora escondo mi dolor
y las huellas de la vida
en esa mansión llamada poesía.



LAURA

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