miércoles, 18 de noviembre de 2015

David Montañana (Fuego)

Fuego;
fuego era su cabello,
fuego eran sus labios,
y su mirada penetrante como el fuego.

Fuego sus caricias,
fuego sus palabras,
fuego sus pisadas,
toda ella fuego.

Con su sola presencia
te hace arder,
es como ir al infierno
por haber pecado.

Con un beso de su ser,
ella puede no querer,
pero te habrás quemado.

La lujuria que os invade
no compensa en absoluto
lo que queréis hacer.

Y en un arrebato puro
elegís como último tributo
amaros,
uniros,
y arder.


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