lunes, 21 de diciembre de 2015

Quiero desordenar. Por Rafael González

Los colores. Por Rafael González

LOS COLORES
Los colores de la floresta
que vemos marrones, anaranjados
bermellones y verdes
no los vemos porque los miramos
sino porque nos lo cuentan
unas neuronas allá dentro
Dios sabe donde en la cabeza.
he visto que Juan está enfadado
yo no sé porque, yo no hice nada
mejor no me fio de las apariencias
no sea que no es conmigo,
sino que piensa en sus cuentas.
Fulanita me ha mirado
eso es que le gusto,
mientras ella piensa
¡que mal gusto tiene Paco

si viste de harapos!.

De playas y vidas. Por Rafael González

DE PLAYAS Y VIDAS
En una palmera junto a mi playa
puso vivienda una pareja,
de palomitas jóvenes y bellas
fueron felices todas juntitas
pico con pico, ala con ala,
las perdió un día, su cloaca
que advertida por alma destructora
vino atardecido, mató a la paloma.
El palomo incansable vuela la playa
día tras día, no encuentra a su amada,
el mar solo trae recuerdos, quincalla
de aquellos días ya no queda nada
que el tiempo ha pasado
y cuando el tiempo pasa
solo deja esperanzas
esperanzas vanas
como esas nueces que la playa alcanzan.











El pueblo Zampa. Por Rafael González

EL PUEBLO ZAMPA
Érase que se es, un pueblito pequeñito que forma parte del país Dictionarium Antiquus, en él viven ciudadanos de varias etnias.
Los Lepismanos, tan orgullosos ellos de su casaca plateada.
Las señoras Polillas Tineolas, tan pomposas y atildadas.
Por los aledaños del pueblo merodean Don Cucarachón y su señora Dña. Negra, una morena contoneante.
La vida del pueblo gira en torno del Médico Don Cotiledón, que visita y alivia a todos sus vecinos en los momentos de apuro y dolor.
Dolores de barriga. ¿Qué ha comido usted señora? Doctor no lo pude remediar, encontré una palabra tan bonita, luzbel y comí hasta hartarme.
Tome Ud. estas pastillitas y mejorará pero otra vez coma Lechuga, Lenteja, cosas más digeribles.
Pues yo empecé una palabra larga, Aquelarre, pero no pude terminar de comérmela, cuando estaba a mitad me entró un dolor de cabeza que todavía no puedo vivir en mí...
Pues tómese estas gotitas, diez, antes de las comidas copiosas, ya verá Ud. como mejora.
Después de la consulta, en el bar, el Doctor se encuentra con Don Sisemucho el filósofo local, ambos se sientan en una mesa para tomar unas
Latas. Mi pacientes son tan incultos que desconocen el significado de las palabras, por ese motivo son víctimas de ellas.
Pero mi querido Doctor- dijo Don Sisemucho, el peligro de las palabras no es que estén en la lengua de todos los días, sino que interiormente en nuestros pensamientos gobiernan enteramente nuestra vida, hacen que seamos buenos o malos y que nos castiguemos cuando hacemos algo que en la moral imperante esté mal hecho, poniendo incluso la vida en peligro. Nos las tragamos aquel día de nuestra lejana infancia, pero siguen produciendo daños hoy y hasta el final de nuestros días, por los siglos de los siglos si no reprogramamos nuestro cerebro.



viernes, 18 de diciembre de 2015

Como armaría yo un escondrijo. Por Rafael González

COMO ARMARÍA UN ESCONDRIJO.
Metería en una maleta un libro, una tabla para poder escribir, una esponjosa almohada, muchos folios y cartulinas, variados bolígrafos de colores y mucha paciencia, con ella yo iría ilustrando cartulinas que pegaría en las paredes y con los lápices ¡Que se me olvidaban! escribiría lo que la paciencia no me permitiera obviar, que a buen seguro sería descomunal.




La hermanita salía cada noche iba a la escuela.
El ingeniero cuando salía de noche no iba a la escuela, lo sabe la vieja.
El poeta que sale de noche no gasta derroches va al rio a llorar que no anda crecido, ni él ni el rio.


TRASGOS.
Mi trasgo particular es lo que me dijeron de pequeño que era mi alma. Yo trato de andar por la vida sin sobresaltos, sin alterarme demasiado por lo que me va pasando a cada paso. Y a cada paso me sale el “trasgo almático” y me escita con sentimientos de culpa que me zahieren y de los que es difícil librarse. Como es difícil librarse del alma, cuando eres pequeño te van diciendo que tú tienes un alma y que tu alma te reprocha esto u lo otro, que si tu alma cual, que tienes que salvar tu alma… Es como si te hubieran dotado de una tercera pierna que no hace si no estorbar, y yo lo que quiero es correr, volar…





lunes, 14 de diciembre de 2015

Lo que me haría falta Por Rafael González

LO QUE ME HARÍA FALTA
Me haría falta para poder vivir
que me cayera hoy el cupón,
no mucho, con mil me conformo.
Para comer que estoy en ayunas.
Para comprarle comida al perro.
Para almorzar en el bar.
Para pagar algunas cosillas.
Para devolverle a Juan
Los veinte Euros que me dejó
para pagar el taxi anoche.
Y sobre todo para pagar
la factura del cerrajero
que abrirá la caja fuerte.
¡Que tengo el oro

Y los valores muertos de risa!

Quiero desordenar... Por Rafael González

QUIERO DESORDENAR…
Quiero desordenar la vida
nacer a los sesenta años,
prohibidas las escuelas
hasta que cumplan cuarenta.
Y a los que quieran mandar
condena a cárcel perpetua
sin que puedan mangonear
ni dentro de las sus celdas.
Desordenar la malicia
para ordenar la inocencia
quien busque mayor ganancia
condenado a la indigencia.
Y a todos los indigentes
a enseñar en las escuelas
desordenar las Ordenes
que no vengan con chorradas.

Rafael González

viernes, 4 de diciembre de 2015

Perdí... Por Rafael González

Perdí, una perdiz
Pero no me importa
Porque era chocha
Perdí una herramienta
Pero era tuerta
Perdí media vida
Buscando vivir,
La otra media.
Perdí una tuerca
Buscando recambio
Para esta cabeza
Perdí la cabeza
Buscando pareja.
Encontré pareja
Pero era muy lerda
Encontré otra cuerda
Pero era muy vieja
Encontré otra tierna
De sin tocar prenda
Encontré una flauta
para tocarla entera
Encontré que la flauta
Daba flatulencias
Encontré un teatro
Y hice mutis por el foro.
¿Dónde encontré todo?

Donde lo he perdido.

martes, 1 de diciembre de 2015


TE LLAMARÉ

o no te llamaré
ya veremos...

no me presiones más
que no me gusta

el hecho de llamar
a veces
no depende tampoco de uno mismo,
ni de su voluntad

es muy posible
que aun queriendo
no puedas llamar

uno tiene sus compromisos
sus contratiempos
sus obligaciones
su forma y manera de entender las llamadas

y aunque en un principio
pueda admitir
la posibilidad de una de ellas,
después,
transcurrido el tiempo,
pasa lo que pasa...

y lo que parecía
que podía producirse sin ningún problema,
pues no puede ser

¿y qué vas a hacer?
¿te vas a enfadar por eso?
¿te vas a tirar de un quinto?
¿te vas a cortar las venas?
¿verdad que no?
pues ya está...

lo mejor es tomarse las cosas
con sentido del humor,
que no desfallezca nunca ese sentimiento

que una simple llamada
(pueda o no realizarse)
no nos amargue el día
no nos quite las ganas de vivir,
iniciativa sana y liberadora...

sería muy lamentable
que así no ocurriera

que hay llamada: estupendo
que no la hay: pues mala suerte
qué le vas a hacer...

no hay que ofenderse
por tan poca cosa

si quieres que te diga la verdad,
ahora mismo no tengo
ni la más remota idea
de lo que puede suceder

llamar o no llamar
he ahí la cuestión...

y no quiero que pienses
que se trata sólo de dinero
porque no es verdad

una llamada normal,
sin florituras,
de esas que no llevan cremallera,
puede costar unos céntimos de euro,
poco más...

se trata simple y llanamente
de una cruda realidad

y es el hecho
de que uno nunca sabe
qué puede suceder en un momento dado

así que...
la verdad, no sé qué decir

llamar..., llamar...
¡yo qué sé!

ya te digo que a veces el llamar
tiene su miga...

sólo puedo asegurarte
con toda humildad
y el corazón en la mano,
que lo pensaré,
que me sabe mal,
que si hay flemón
vigílate la muela...

y que ahora mismo
me encuentro muy disgustao
por no saber qué decir
ni qué camino tomar

pero... en fin,
qué quieres

es lo que hay...

te cuelgo ya ¿eh?

ya te llamo luego sin falta
y te digo algo ¿vale?

(Luis)