viernes, 1 de enero de 2016

Somos novios..., por Moisés Coronado.

Somos novios… ¡por fin!, pensaron los dos cuando después de varios años de silencios, disimulos y prejuicios, sus familias habían dado el consentimiento para formalizar sus relaciones.
Ella, se llamaba Jalila, era palestina, árabe y vivía en la ciudad vieja de Jerusalén, asistió al “Colegio español de Ntrª. Señora del Pilar”, dirigido por las “Religiosas misioneras hijas del calvario” en el que convivían niñas árabes y cristianas, en perfecta armonía. Estudió música y violín en el “Instituto Magníficat”, regentado por fray Arnau de Pierucci, destacando muy pronto por su facilidad para interpretar e improvisar todo tipo de melodías, canciones y partituras, relacionadas con su instrumento.
El, se llamaba Efraím, era judío, y vivía en el oeste de Jerusalén, fue a la escuela “Max Rayne Mano a Mano”, en el que compartían estudios cristianos, judíos y árabes. Estudió viola en la “Academia de música y danza de Jerusalén”, siendo el mejor de su promoción.
Todo comenzó cuando, el director de música Daniel Barenboim, los invitó a formar parte de la “Orquesta de la paz", que estaba formada principalmente por palestinos e israelitas, para dar una serie de conciertos por todo el mundo.
En el primer ensayo, sus instrumentos sonaron al unísono, armónicos, trémolos, pizzicatos todas las notas unidas por un don etéreo, voluptuoso algunas veces…, sus ilusiones y anhelos estaban en la melodía, sacaron todo lo que llevaban dentro entregándose en cuerpo y alma, mas cuando sus instrumentos sonaron por encima de la orquesta, se dieron cuenta que estaban unidos por un vínculo maravilloso, más fuerte que la música, a Barenboim tampoco le pasó desapercibida su interpretación y cuando terminó el ensayo los llamó para felicitarles, estaban radiantes, se saludaron, y con el roce de las manos, afinaron sus sentimientos en el mismo tono…, los interpretaron con la misma nota…, no importó que fueran de religiones diferentes, en ese preciso instante, desapareció el mundo para ellos, solo querían saborear el momento… y sin darse cuenta se enamoraron.
De regreso a Jerusalén, nadie aprobaba su relación, los padres de Efraím no comprendían como había sucedido y los padres de Jalila le prohibieron que paseara con él, pero… siguieron hablando a escondidas, buscaban cualquier momento, cualquier excusa, para verse.
Pasado el tiempo y viendo que nadie aceptaba su relación, planearon un encuentro casual con sus padres, no era una idea muy genial pero no se les ocurría nada mejor…, cada uno por separado le dijeron, a sus padres, que les habían invitado a dar un concierto en el “Instituto Magníficat”, con los compañeros de la “Orquesta de la paz” y querían que sus padres asistieran.
No hizo falta entrar al instituto, Jalila y sus padres estaban en la puerta cuando llegó Efraím con los suyos, el encuentro fue tenso, Efraím presentó a Jalila a sus padres y jalila presentó a Efraím a los suyos, expusieron su pretensión de seguir con la relación, a pesar de que ellos no la aprobaban, si hacía falta se irían de Israel…, tras un largo debate, en el que no faltó la religión, los padres, les prometieron que se juntarían para buscar una solución y pasadas unas semanas, les comunicaron la buena noticia…, podían ser Novios.




Moisés Coronado, Octubre de 2015.

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