A Leoncio le dijeron, que había tocado la primitiva en la
peña, del trabajo, a la que pertenecía, cuando salió de la empresa, lleno de
alegría, se fue a celebrarlo con los compañeros, en el bar, se bebieron algunas
cervezas y a continuación se fue, muy contento para casa, lo estaban esperando
para comer y cuando se sentaron todos alrededor de la mesa, les comunicó la
buena noticia, la explosión de alegría fue inmensa, todos se miraban sin saber
que decir y después de los primeros momentos de indecisión, comenzaron a pensar
en lo que harían, con lo que les había tocado.
Ana, su mujer se haría una liposucción y algún retoque en la
cara, también iría al gimnasio, con su entrenador particular, pues en su nuevo
estatus tenía que lucir bien, Rosalía, su hija mayor, se trasladaría a Londres
para estudiar en la universidad de Cambridge, tenía que estar a la altura de
las nuevas amistades, su hijo Antonio, se compraría un Porsche Cayenne, para ir
al instituto, quería provocar la envidia de todos sus compañeros y deslumbrar a
sus compañeras, por último, Pedro, su hijo menor, preguntó que si cuando él
tuviera edad, para ir a la universidad, quedaría dinero, porque quería ir al
CEU Cardenal Herrera a estudiar economía, Leoncio, se limitaba a mirarlos y
disfrutar del momento, sin embargo, ante tanta pretensión, se estaba abrumando,
pues hasta ese momento su familia había sido, más bien, modesta.
Al día siguiente, fue al trabajo y en el tiempo del almuerzo,
se acercó a los compañeros de la peña, para preguntar por lo que les había
tocado y al verlos cabizbajos, sin la alegría del día anterior, tuvo un mal
presentimiento, que le hizo prevenirse, para esperar malas noticias, se enteró
que habían muchos acertantes en ese sorteo y el premio no era el que habían
pensado en un principio, sino mucho menos, Leoncio volvió a su puesto de
trabajo, cariacontecido, sin saber que hacer y sus pensamientos fueron
divagando por la nada, recordó, una por una, las reacciones de su mujer y sus
hijos, se acordó del agobio que le produjo tanta pretensión y con gesto picarón
y sonriente, dijo en voz alta,- tal vez mejor así.
Moisés Coronado, Marzo de 2015.
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