TAL VEZ MEJOR ASÍ
El día había amanecido esplendido, se percibía en el ambiente que estrenábamos primavera.
En los atardeceres de esta época del año, el paseo por la orilla de la playa es una verdadera delicia, el sentir como se hunden mis pies en la arena cuando camino sobre ella, y respirar el aire limpio que arrastra la brisa del mar. Esto es un regalo de la naturaleza que no debemos dejar pasar de largo, y un verdadero privilegio para los que lo podemos disfrutar. Soy una enamorada de las cosas sencillas, y me dejo llevar de mis impulsos, dejando volar mi imaginación, sintiéndome Alicia en el País de las Maravillas, olvidándome por completo de lo que pasa en mi entorno.
En uno de esos paseos, conocí a Alfredo. Nuestras miradas se cruzaron con la rapidez de ráfaga de viento. Fue cuestión de segundos, no hizo falta más tiempo, ni pronunciar palabra alguna, solo una sonrisa, un gesto eso fue suficiente.
¿Qué pasó en ese instante? ¿Fue San Valentín? No este no tuvo nada que ver en esto. ¿Quizás fue Cupido y sus envenenadas fechas? ¿O, simplemente fue el paseo por la playa y el embrujo que encierran estas tardes primaverales.
Fue bonito, bien digo, fue.
Un sueño desvanecido que se esfumo con las primeras luces del alba, y desapareció con la misma rapidez que vino.
Una ráfaga de amor en una noche mágica de primavera, que marcó nuestras vidas.
Tal vez fue mejor así.
Carmen Cobles
12/03/2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario