¡Yayo, Yayo!, salió gritando Diana del colegio, -me he
encontrado un cangrejito, dentro de una clóchina- , -pero, ¿cómo puede ser? Si
aquí, en el colegio, no hay clóchinas, ni cangrejos-, contestó su abuelo, que
había ido a recogerla,-sí que hay-, dijo de nuevo Diana, cargada de razones…,
el abuelo, con la niña cogida de la mano y siguiéndole la corriente le dijo, -bueeeno, pues dime donde los has
encontrado-, sin dejarle terminar la frase, le dijo.-en la fideguá…, he ido a
comerme la clóchina y estaba dentro…, era muy chiquitín y tenía los ojos así-,
señalaba con los puños cerrados sobre su cabeza,- y los tenia cerrados…, porque
estaba durmiendo…, he chupado sus patitas para limpiarlo y se lo he enseñado a
mis compañeros…, estábamos todos muy contentos y gritábamos de alegría…, pero ha
venido mi profe y me ha dicho que lo dejara al lado de mi plato hasta que
terminara de comer…, luego salimos al patio y en el jardín, le hemos hecho una
cama para que esperara a su mamá, que estaría buscándolo-, el abuelo la cogió
en brazos, la miró y le dijo- yo creo que su mamá ya lo habrá encontrado, además
estará muy agradecida con todos vosotros, por haberlo dejado en la cama y se lo
llevará a la playa, para que se reúna con todos sus hermanitos-, Diana miró a
su abuelo y soltándose del abrazo le dijo-yayo, que ya tengo 6 años y no me
tienes que llevar en brazos, porque se reirán mis compañeros- el abuelo la dejó
en el suelo y riéndose calladamente, siguieron caminando……
Moisés Coronado, Octubre de 2015
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