El puesto de venta es pequeño, discreto, no quiero
llamar la atención, apenas una pequeña mesa con algunos folios y varias plumas,
dos estanterías detrás de la silla, en ellas tengo varios departamentos, en los
que pongo tablillas, anunciando el tema al que se refieren las palabras:
Hermosas, delicadas, de amor, de esperanza, de celos,
de venganza, feas, arbitrarias, insultantes, de desengaño….etc.
En la parte frontal, a la derecha, está el cartel, un
metro de ancho por todo lo que tiene la parada de alto, un poco chabacano, pero
el más efectivo para llamar a la gente.
En la parte superior, del cartel, está el nombre del
negocio, en letras mayúsculas, “PALABRERÍA”, a continuación un poco más abajo,
he puesto toda la retahíla, que sigue, con texto gótico y dice así:
Se cambian, compran, venden, alquilan y reparan toda
clase de palabras, nuevas y usadas.
Si tiene algún problema de comunicación, le invento
las palabras.
Si se le hacen viejas de tanto usarlas, las reparo y
las dejo actuales.
Si algunas no se pueden reparar, las cambio por otras
nuevas, con brillo propio.
Si necesita palabras para alguna celebración o para
ocasiones aisladas, se las alquilo, pero tendrá que dejar en depósito, otro
grupo de palabras diferentes, de las que se lleva alquiladas.
Si no encuentra lo que busca, por favor pregunte,
tengo soluciones para todo.
Los acentos, diéresis y signos de puntuación, se
regalan por la compra de más de diez palabras.
Hay descuentos hasta del 50%, para los que, a cambio,
traigan palabras inéditas.
Precios razonables. (Esto último con un tamaño mayor
de letra que el resto del cartel).
La verdad es que no me puedo quejar, empecé un poco
tambaleante, pero cuando la gente me fue conociendo, viendo la calidad de las
palabras que vendía y la confianza que les daba, llegaron a desbordarme, pero
ahora todo ha vuelto a la normalidad, tengo más experiencia y mis clientes, se
han colmado de paciencia.
Veo el futuro lleno de esperanza, porque comienzan a
entender el significado de tener en su casa, enmarcada, una palabra única,
inimitable y saben que en el futuro, estas palabras, tendrán mucho más valor.
Moisés Coronado, Mayo de
2015.
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