viernes, 5 de diciembre de 2014


AYER FUE...
               
              Queja por un profesor

          Ayer fue..., lo mismo que otras veces. Alguien, disfrutando, haciendo uso cruel de un poder otorgado por una licenciatura conseguida quién sabe cómo, dice: escribid algo que comience por la siguiente frase: ayer fue...; y, hala, ya está bien así...

          A uno, que no le apetece en absoluto escribir nada que comience por la dichosa frasecita, le vienen a la cabeza epítetos irreproducibles delante de personas educadas, como es el caso, y opta por escribir otras cosas por ver si cuela, al tiempo que le sirve para echar un soterrado pulso con el fin de invertir la tendencia
hacia posiciones de mayor libertad

          Ah, no. Me niego a escribir algo que comience por ayer fue...
y no pienso nombrar la referida frase así rellene veinticuatro folios seguidos.

          Ayer fue... ayer fue... ¿y qué digo?  Porque si me pongo cursi tendré que decir: ayer fue un día espléndido de luz, en el que los alegres pajarillos cantaban al amor eterno...

          Si me muestro duro y politizado: ayer fue... un día en el que, una vez más, se han producido decenas de desahucios, y bajan las becas de comedor en los colegios...

          Puesto a ser surrealista, ayer fue... un día como un trozo de manzana: palomas en el bolsillo y aroma en el paladar...

          Pero, ¿y si me pongo como a mí me apetece? Ayer fue... un día querido profesor, en el que, al sugerir (qué digo, sugerir), al ordenar usted tal encabezamiento gramatical, no sé si tuvo oportunidad de observar de reojo la mirada que le lancé...

          Así que, dicho queda. Me planto. No voy a escribir nada que comience por ayer fue..., y me niego en redondo a admitir que dicha frase pueda conducirme en estos momentos, a inspiración literaria alguna.

                                      Con todo mi rencor, etcétera, etcétera...


           ....estaría bueno, ¡dictadores!

(Luis)


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