Yo señor no soy pistolero, pero no me faltarían motivos para
serlo.
En mi casa nunca fueron bien
las cosas, mi padre era cojo desde un día que estaba meando delante de la rueda
de un carro y al arrancar no se dio cuenta por culpa de la borrachera perpetua que
arrastraba, pasándole la rueda por encima del pie.
Mi madre cosía para la
calle y con lo que sacaba nos iba manteniendo como podía, éramos ocho hermanos,
el pequeño apenas tenía un año cuando mi padre se presentó en la escuela,
borracho como siempre, y cogiéndome fuertemente de la mano, sin dar
explicaciones a la maestra, me sacó para llevarme a una obra y ponerme de peón
con los albañiles, entonces tenía 12 años…,
Moisés
Coronado, Octubre de 2016.
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