JUANA
En
aquellos años era imposible que las mujeres hablaran de sexo,
ni siquiera entre amigas, nada,nunca. Ella, Juana, jamás había
tenido novio, nunca había estado con hombre alguno y así llegó a
sus cuarenta otoños.Aunque
nunca
pecó
de cuerpo su imaginación la traicionaba, atormentando sus culpas,
castigando su calma. Vivía en un mundo de preguntas que solo ella
conocía, pero para las cuales la vida no le había asignado
respuesta alguna. Lo que más la preocupaba era no saber actuar si en
algún momento Cupido la visitaba. Temía que su inexperiencia y
tabúes espantarán a el hombre que le tocara, y
por más que lo quiso intentar muchas veces no fue capaz de conversar
sobre esto con su amiga del alma.
A
pesar de creer que su tiempo de ilusiones ya no llegaría, guardaba
en un rinconcito de su corazón, justo ahí, en el único lugar seco
, al
cual las lágrimas no pudieron llegar,un cofrecito repleto de
esperanzas dormidas, sueños arrugados y deseos imaginados.Los apartó
del resto de sentimientos porque estaba segura que cuando los pensaba
pecaba, esa era la educación que había recibido, entonces quiso
mantenerse a salvo escondiéndolos allí.
Veía
de lejos, a través
de
las vidas que la rodeaban, cómo era estar enamorada, tener a alguien
con quién compartir penas, abrazos,almohada. Disfrutaba el amor que
los demás desbordaban.
Cómo
tantos domingos, volvía sola de misa, distraída,lejana.Su
atontado paso confundió el camino, y le dio sin querer un mejor
destino. El caballero aquel la observaba, estaba sentado junto a la
fuente, en la plaza y
su sonrisa y mirada la acompañaron hasta que ella estuvo por fin
delante de su estampa. El
interceptó su paso impidiendo que avanzará, ella temblando como
vara, sintió que , prejuicios, ilusiones,sueños, miedos y
esperanzas ,se arremolinaban en su vientre y reflejaban en su cara.De
pronto sucedió , Juana fue sorprendida con un dulce beso
que aquel caballero le robara. Beso
que despertó esperanzas, planchó sueños, provocó deseos y fue
dando respuestas a sus preguntas guardadas.Desde
ese instante, su alma emocionada se quitó de un soplo el peso
de
una educación equivocada.
Laura
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