Dedicado
a todas aquellas personas que antes, durante y acabada nuestra guerra civil
tenían que esconder sus ideas tapándose la cara con una sabana y a los que
llamaban fantasmas. Eran perseguidos hasta que los descubrían y se ensañaban
con ellos.
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En una casita de campo
rodeada de árboles y césped por todo el alrededor, vivía un fantasma cogido a
su cadena por el día y tapado con su sabana, salía a pasear por las noches,
razones por las que no tenía relación con nadie
Los habitantes del pueblo no dejaban que los niños se
acercaran a esa casita porque allí vivía un fantasma muy pero que muy malo y
que pegaba a todos los que por allí se acercaban.
Un día estaban dos niños y una niña por aquellos parajes
jugueteando y el fantasma los observaba con unas ganas locas de salir a jugar
con ellos, pero al estar cogido con la cadena no se podía soltar y lloraba.
Al oír los niños el lloro, se acercaron a la ventana,
entraron en la casita, le preguntaron que porqué lloraba y el fantasma les
contestó : porque estoy atado, hasta la
noche no se abren las cadenas y tengo muchas ganas de jugar con vosotros.¿ Como
se abren las cadenas? Le preguntaron los niños.
Las cadenas se abren solas si
vosotros deseáis jugar conmigo. Fue tal el deseo de los niños, que no solo se
abrieron para siempre las cadenas, sino que hasta se rompió la sabana.
A partir de
entonces todos los días jugaban, ya no solo en la casita del fantasma, sino por
todo el pueblo, pues eran tantos los juegos que el sabía,
que fue nombrado “ MAESTRO
JUGADOR DEL PUEBLO “.
Colorin, colorado este cuento se ha acabado.
José Pérez Zamora 8 de febrero de 2013
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