DESPERTARES DE
UN OFICIO
Siempre digo que un escritor es
aquella persona que plasma en un papel lo que piensa, cuenta y ha hecho o hace
en todo momento.
Por mucho que
me empeño para mí, muy difícil. Lo mío aprendiz.
El despertar
de mi oficio, electricista, va siempre ligado al himno fallero “ JA SE ACOSTA
SAN JUSEP “asociado al mote de pirotécnico.
Empecé mi
oficio de aprendiz en una colla formada por un maestro y dos aprendices.
Paco el
maestro, que había adquirido su experiencia a base de práctica y poco estudio,
se pasaba el día renegando, mandando para no perder su poder y de lo que había
pescado a caña, practicando su deporte favorito.
Juan con
estudios por correspondencia de técnico
en radio, ideólogo y filósofo por naturaleza, poco a poco con su filosofía, fue
arrebatando el mando al maestro, pesando mucho sus pensamientos a la hora de
tomar decisiones.
José, yo, el
que pretende contar estos despertares, con aureola de listo, (más bien de tonto),
por mi cuarto de bachiller terminado y mi primer curso común en la escuela de
Peritos aprobado. Necesitado de tiempo para poder seguir con mis estudios.
Mirado con recelos por ambos, por si algún día cuando acabara mis estudios……….
Trabajábamos
en la reparación de motores eléctricos, los cuales una vez reparados se
probaban en un recinto de pruebas llamado el PANTEÓN, por los sustos de muerte
que daban algunos motores en la prueba, llamaradas y ruidos que parecian una
mascletá de VALENCIA .
Pronto me dí
cuenta que, tanto el maestro como el ideólogo le tenían pánico al PANTEON, por
lo que les propuse, cambio de tiempo libre para mi estudio, por arrendamiento
del fúnebre lugar a mi favor por sécula- seculorum.
Después de
muchos debates, valorando tiempo libre para estudio por prueba de Panteón, llegamos
a un acuerdo.
Esto dio lugar
a que todas las mascletas las encendiera yo ( ahí lo de pirotécnico ) y como
había que salir corriendo para que no te pillaran los cohetes, en mi huida los
de alrededor me cantaban “ JA SE ACOSTA SANT JUSEP “.
El contrato de
arrendamiento duró cuatro años, hasta que vinieron nuevos aprendices y a Juan y
a mi nos destinaron por separado a otro sitio
Creo que de
ahí me viene la afición que tengo a las mascletas de las fiestas de San José.
Todos los años voy a alguna que otra. Me gusta estar cerca del vallado, las
escuchos con los ojos cerrados, cuando acaban me despierto y me acuerdo de
aquel oficio que aprendí con Paco y con Juan.
José
Pérez Zamora. 12 mayo 2014
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