VIVIR
EN...
El
día cerraba sus ojos
y
los sueños de aquella niña
inmensos
y coloridos despertaban.
Esa
niña, que era yo, trasnochada,
pedía
a las nubes y a la luna
que
en andas la llevaran
a
esa tierra de castillos y hadas,
dónde
calabazas y ratones
a
las tristezas espantan.
Mi
juventud se acercó serena
y
dejó en mis oídos su idea:
vivir
en aquel pueblito de San José
sería
lo que en ese momento desea.
Llegar
ya era una aventura,
pues
debíamos viajar en tren...
revuelo,
vagones y gentes en el andén.
Además
de las casitas blancas
que
acompañan las tardes
de
la casa de mi abuela paterna
estaba
el frondoso Parque Rodó,
con
sus patos,con sus sombras,su olor.
Sentada
en mi madurez anhelo,
ver
correr el tiempo lento,
desde
las ventanas sonrientes
de
un hogar junto a mis parientes.
Allí,
en mi entrañable Uruguay
dónde
las raíces , la sangre y el verde
se
mantienen frescas, latentes.
En
esa tierra charrúa que conserva
mis
primeros pasos, mis primeras letras,
mi
primer beso, mi libro de poemas.
Un
cielo amarillo y rojo adopté
al
bajar del avión el noviembre aquel
y
desde entonces con certeza sé
que
he de permanecer mucho en él.
No
es un cuento de hadas,
tampoco
mi San José.
no
estoy en tierra uruguaya
pero
estoy aprendiendo a crecer.
Laura
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