martes, 13 de enero de 2015

DEDICADO A PILAR



Hoy quiero rendir  homenaje a la memoria, de una persona muy especial, que ha significado mucho para todos los que tuvimos la gran suerte de conocerla, hay personas que tras su marcha dejan un gran vacío muy difícil de llenar, que solo el paso del tiempo, te enseña a sobrellevar, aliviando a si la pena para por el camino de esta vida poder continuar.
Al recordar su persona, se forma un nudo en mi garganta y se  humedecen mis ojos,  que se me inundan de lagrimas por el llanto de mi alma, que solo de esta manera abandona su silencio, sale de su soledad para expresar una pena que ella guarda muy adentro y solo de esta manera encuentra su libertad.
Sabemos que en esta vida estamos de paso, que no vamos a vivir eternamente, el secreto está en hacer o dejar algo que si lo haga y ese es justamente el legado que esta mujer ha dejado, con su conducta ejemplar su humildad y generosidad sello de su identidad, sin duda  su vida un gran ejemplo a imitar, me siento afortunado por haber podido formar parte  en la vida de semejante mujer, mas si algún defecto tenia, yo no se lo supe ver.
Hace un año nos dejaste, y no por tu voluntad fuiste llamada de urgencia y casi sin avisar, el creador te requería para formar parte distinguida de su corte celestial, no reparando en el caos que para nosotros  tras tu marcha iba a quedar y dejando en nuestras vidas una inmensa soledad, que solo nuestro aliado el tiempo se encargara de aliviar, la tristeza de unas almas afligidas por que   a nuestro lado ya no estás.
Aun recuerdo aquel día que por la casualidad fuiste una testigo muda de tu cruel realidad, recibías la visita inesperada de esa indeseada invitada de excepción llamada enfermedad, que a tu cuerpo le invadía y que tu mente se  resistía aceptar, sin resignarse a su duro e injusto destino y luchando con gran aplomo para a nadie preocupar.
Aquella tarde calurosa del mes de junio festividad de san Juan, dabas tu último aliento antes de encontrar la paz, después del tormento que tuviste que pasar, encontraste tu descanso y emprendiste ese último viaje  a la inmensa eternidad.
Hoy desde ese lugar de privilegio, en el que seguro estas nos estarás observando como en la vida nos va y a dios siempre recordándole  estarás que a tu familia nada nos tiene que faltar.
Tu  persona  siempre permanecerá  viva en nuestra memoria, porque jamás la olvidaremos, siempre seguirá formando parte de nosotros, hasta el fin de nuestros días, en los  que de nuevo nos volveremos a encontrar.


DESCANSE EN PAZ GRAN SEÑORA.

Manuel Méndez


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