martes, 27 de enero de 2015

MADRE

MADRE
En un profundo suspiro,
con los ojos entornados,
se detienen  mis sentidos
y dibujan tu silueta,
tu perfume en el  vacío. 
Se agotan mis noches, madre,
retoñadas  de espejismos,
 hallándome en  abandono
frente a los sueños perdidos.
 Y mi  alma, flor marchita,
añora la luz del seno,
 antaño me protegía.
Sutil remembranza, madre,
anhelo de  tus caricias;
la impavidez   de tu voz,
cendal prendido en mi vida.
¡Cómo  perturban  las penas,
silenciadas y cautivas!

Carende

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