MADRE
En un profundo suspiro,
con los ojos entornados,
se detienen mis sentidos
y dibujan tu silueta,
tu perfume en el vacío.
Se agotan mis noches, madre,
retoñadas de espejismos,
hallándome en abandono
frente a los sueños perdidos.
Y mi alma, flor marchita,
añora la luz del seno,
antaño me protegía.
Sutil remembranza, madre,
anhelo de tus caricias;
la impavidez de tu voz,
cendal prendido en mi vida.
¡Cómo perturban las penas,
silenciadas y cautivas!
En un profundo suspiro,
con los ojos entornados,
se detienen mis sentidos
y dibujan tu silueta,
tu perfume en el vacío.
Se agotan mis noches, madre,
retoñadas de espejismos,
hallándome en abandono
frente a los sueños perdidos.
Y mi alma, flor marchita,
añora la luz del seno,
antaño me protegía.
Sutil remembranza, madre,
anhelo de tus caricias;
la impavidez de tu voz,
cendal prendido en mi vida.
¡Cómo perturban las penas,
silenciadas y cautivas!
Carende
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