El gesto impasible
de una mujer, la mujer de enfrente.
Sin ni siquiera mirarme
me contó cuanto le pasaba
de una mujer, la mujer de enfrente.
Sin ni siquiera mirarme
me contó cuanto le pasaba
ROSTROS QUE HABLAN
Desconozco a la mujer,
sombra del dolor tallada.
En su gesto enmudecido
surge una furtiva lágrima,
lame el humo de la hoguera
furiosa bajo su entraña,
negro era el vapor, negro,
como el luto que llevaba.
Su amargura se difunde,
gime el viento enajenado.
Le despojan de su amor,
sangre fría, desamparo.
Se me estremece la piel,
mis ojos huyen en llanto
al arroparla su hijo,
con emocionante abrazo.
Los vacíos enmudecen
esbozándose en el rostro,
en la noche viste el lecho,
inventa aromas y arrojos.
Se le duerme el nombre instado
en un eco de su soplo.
Sueña: su talle ceñido
por quien la aguarda en reposo.
Carmen de la Torre
(Carende)
Desconozco a la mujer,
sombra del dolor tallada.
En su gesto enmudecido
surge una furtiva lágrima,
lame el humo de la hoguera
furiosa bajo su entraña,
negro era el vapor, negro,
como el luto que llevaba.
Su amargura se difunde,
gime el viento enajenado.
Le despojan de su amor,
sangre fría, desamparo.
Se me estremece la piel,
mis ojos huyen en llanto
al arroparla su hijo,
con emocionante abrazo.
Los vacíos enmudecen
esbozándose en el rostro,
en la noche viste el lecho,
inventa aromas y arrojos.
Se le duerme el nombre instado
en un eco de su soplo.
Sueña: su talle ceñido
por quien la aguarda en reposo.
Carmen de la Torre
(Carende)
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